MI PADRE, MI AMIGO Y MI TODO

En una etapa muy difícil como lo es la adolescencia, sufrí la separación de mis padres, eso hizo que mi vida diera un giro. Al no tener a quién rendirle cuenta de mis acciones yo hacía lo que quería, no estudiaba, salía a bailar todos los fines de semana, consumía mucho alcohol, mi vida era un total descontrol. Quería castigar con mi comportamiento a mis papás por haberse separado sin darme cuenta que estaba arruinando mi vida.

A los 18 años quedé embarazada de un chico de mi misma edad que al enterarse desapareció. Y mi vida pasó a tener una responsabilidad grande sobre mis hombros. sabía que toda la diversión a la que estaba acostumbrada había terminado, yo ya era mamá y tenía que cuidar a mi beba que aunque no la esperaba me llenó de felicidad y la amé apenas la conocí. Pero creía tener en claro que jamás terminaría de estudiar y que ya no era tiempo de realizar todos mis sueños. Cuando mi nena cumple un año me entero de un problema que tenía de naciemiento queno le habían detectado antes, eso me derrumbó totalmente, vinieron estudios e internaciones en hospitales de Buenos Aires y mi corazón estaba lleno de angustia.

En el año 2002 por insistencia de mis hermanos comencé a concurrir a la iglesia, acepté a Jesús y luego de altibajos mi vida empezaba a organizarse, pude terminar la secundaria, perdonar en mi corazón a mis padres por todo lo que pasé en sus ausencias y al padre de mi hija por su abandono. Eso trajo paz en mi ser y gozo porque ya no soy más esclava de ese odio que tanto me dañaba.

Poco a poco luego de un tiempo de esta nueva vida me aparté de la guía de Dios nuevamente por un tiempo, pero la misericordia y el amor de DIos me sacaron de un camino que me llevaba a la muerte.

Hoy puedo decir que Dios tenía reservado lo mejor para mí, ya que hace 3 años y medio que estoy casada con un hombre que conoció a Jesús a través mío, adoptó a mi hija Mailén de 8 años como su hija y tenemos una beba llamada Sol de 1 año y medio. Nuestra familia es hermosa. Mi esposo es un hombre al que admiro por su fe en el Señor, mis hijas son preciosas y Dios es mi Padre, mi amigo y mi todo. No quiero que mi familia y yo caminemos sin Él. Quiero terminar de contar mi historia de vida mencionando algo que dice la Biblia y que he comprobado: "Mejor es un día en sus atrios que mil fuera de ellos".


Claudia Levio