ENCONTRÉ LO MEJOR

Muchas veces siendo pequeña tuve que decidir por mí misma. Muchas veces jugué sola, en compañía de mis juguetes y mi imaginación. Muchas veces me fui a dormir sin que nadie me diga buenas noches y cuando amanecía nadie me dijo buenos días. Muchas veces necesité que me escucharan y otras necesite un abrazo antes que mil palabras.Muchas veces caminé sola. Soñaba, pero no compartía mis sueños, no era porque no quisiera, sino porque no tenía con quien soñar. Muy pocas veces sonreía porque no tenía con quien sonreír. Esto sucedió cuando todo lo que me rodeaba centró su atención en las dificultades y problemas; todo parecía gris. Pero fue allí, en ese mismo instante cuando encontré color y luz para mi vida, aire fresco pude disfrutar y por fin paz fue la tranquilidad de mi interior, tranquilidad que sólo con su amor pudo sanar y llenar mi corazón. Porque existía un solo lugar en donde podría encontrar lo infinito, único y verdadero que siempre había deseado, aquello que calmaría toda necesidad y sed de mi alma. Allí encontré lo mejor “EL AMOR DE JESÚS”, allí en Su corazón, me regaló la libertad de amar y me dio valor para atravesar cualquier frontera, aún siendo pequeña, Él me miró. Yo solo quería amar y ser amada. Era pequeña, quizá no sabía todas las cosas que existían en este mundo, pero si conocía el verdadero y primordial sentido de la vida…“EL AMOR Y TODO SU SIGNIFICADO: JESÚS… Porque Él vivió por mi”.
Hoy tengo 23 años, y todavía ese amor vive en mí, porque me da fuerzas y me sustenta en todo tiempo. Mi vida no es color de rosa, pero es hermoso saber que cuando las dificultades aparecen y no tenés más fuerzas, hay alguien que te conoce mejor que nadie, e incluso mejor que vos mismo, Él sabe cuán fuerte y valiente sos, y también conoce el límite máximo que podes soportar. Porque todas las cosas que vivimos, sean buenas o malas, nos hagan reír o llorar, tienen un propósito en nuestra vida, nos hacen crecer, madurar, conocer, aprender, amar, perdonar, sonreír, expresar nuestros sentimientos, sea en una lágrima o en un abrazo.

Todo te transforma, y poco a poco todos los días aprendes algo nuevo. Pero es tu decisión. Buscá a Dios, contale lo que te pasa, no tengas vergüenza, hablale con palabras sencillas, como cuando hablas con un amigo. No endurezcas tu corazón, nadie como Él te responderá, ni nadie como Él te amará. Porque Él es eterno y nadie puede deshacer lo que Él es y lo que hace.

Elizabeth Prado